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No son pocos los beneficios del desarrollo de la expresión artística en los niños. Además de asentar una base para que, en el futuro, sean capaces de abarcar áreas más complejas de expresión artística, esta vez más enfocada en sus gustos y preferencias, incorporar el arte en la educación ayuda al correcto desarrollo de la creatividad, a la comprensión del mundo que les rodea y fomenta las observación, interpretación y resolución de problemas.
Hay algo consustancial a cualquier arte: el ensayo. Normalmente accedemos al resultado final: la obra de teatro, la película en el cine, el cuadro en el museo, la escultura en su emplazamiento… y eso, a veces, nos crea la falsa sensación de que ese desarrollo es un trabajo sencillo, que los artistas tienen una facilidad especial. En parte es así. Los artistas tienen una “sensibilidad” especial para sus disciplinas, pero eso no es óbice para que puedan prescindir de las horas de preparación, ensayo y trabajo que requiere su disciplina.
El arte nace para ser compartido. Compartir está en la esencia de valores como la integración, la empatía, el respeto… es una acción, un verbo, que debería ser fundamental en el desarrollo humano. De hecho, a los niños pequeños es una de las palabras que más se le repite: “debes compartir”. Sin embargo, muchas veces olvidamos esa palabra cuando crecemos. Por eso hay que seguir no sólo enseñándola, si no, viviéndola.
La violencia de género es un problema que llevamos acarreando en nuestra sociedad desde que esta se constituyó. Con la llegada de la pandemia causada por el COVID-19, este tema ha estado en revisión constante, ya que según los datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en su Nota de Prensa sobre la Estadística de Violencia Doméstica y Violencia de Género (EVDVG) del año 2021, “el número de mujeres víctimas de violencia de género aumentó un 3,2% en el año 2021, hasta 30.141”. Datos que se prevén serán mayores en este 2022, lo que, de confirmarse, indicaría que no hemos avanzado en la erradicación des este comportamiento.
La violencia de género es un problema que tenemos en nuestra sociedad desde que esta se conformó hace miles de años. Recientemente, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), aunque el número de víctimas de violencia de género bajó en 2020, vio un aumentó en 2021, y se prevé que aumente aún más este 2022.
Los prejuicios muchas veces vienen marcados por falsas apariencias, informaciones sesgadas o por ideas malintencionadas. Por eso es importante esperar y tener toda la información, tratar de abordar las situaciones desde todos los puntos de vista y ponerse en el lugar del otro.
Una parte esencial de cualquier metodología es la evaluación de la misma de cara a poder analizar los aciertos, errores y mejorar en el futuro. Sólo conociendo las opiniones de los destinatarios del programa podemos aprender, mejorar e implementar aquello que más les interese. En esta entrada compartimos las evaluaciones que han cumplimentado y nos han dejado 66 de los 80 participantes en el Encuentro Internacional de Miraflores de la Sierra.
Históricamente, las mujeres han estado presentes en la práctica totalidad de los ámbitos sociales, pero siguen sin obtener el reconocimiento que se merecen. Su invisibilidad les ha llevado a sufrir todo tipo de violencia directa o invisible, que es la que más cuesta erradicar y prevenir. Frente a ello en la actual sociedad eminentemente masculina, ha surgido un movimiento de lucha por el empoderamiento femenino en el que cabe la participación de hombres y mujeres, pero que aún está más en la concepción teórica que en el trabajo practico.

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