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Desde los albores de la humanidad se conoce la importancia de la danza en el desarrollo de los niños. Ya en los relatos alrededor del fuego en la prehistoria se cree que se realizaban danzas a modo de relatos. Con el paso de los años se descubrió que el baile no solo promueve la actividad física y la salud, sino que también fomenta la creatividad, la expresión artística y la confianza en uno mismo. Además, al participar en clases de danza, los niños aprenden a trabajar en equipo, a respetar los espacios y los cuerpos de los demás y a seguir instrucciones, habilidades importantes que se pueden aplicar en otros aspectos de sus vidas.
Mediante la metodología MUS-E, utilizando el arte como medio, educamos en valores en las aulas de los centros educativos de todo el país. Además del desarrollo de la expresión artística de los alumnos y alumnas, comprenden cómo funciona el mundo que les rodea para poder convivir en harmonía con las personas.
No son pocos los beneficios del desarrollo de la expresión artística en los niños. Además de asentar una base para que, en el futuro, sean capaces de abarcar áreas más complejas de expresión artística, esta vez más enfocada en sus gustos y preferencias, incorporar el arte en la educación ayuda al correcto desarrollo de la creatividad, a la comprensión del mundo que les rodea y fomenta las observación, interpretación y resolución de problemas.
Melilla es una ciudad-crisol donde se mezclan culturas, religiones, razas y costumbres. Una sociedad son sus diferencias, y sus tiranteces como es normal en los grupos humanos, pero donde los niños nos enseñan que alguna vez fuimos capaces de ver más allá de colores y credos.
La metodología MUS-E se basa en el uso de las artes para transmitir valores, asimilar conceptos y, en definitiva, educar de una forma amena a los adultos del mañana. Los valores a trabajar son tan amplios como las disciplinas artísticas disponibles. Incluso, aunque algunas de ellas parecen no terminar de casar, siempre pueden encontrarse los puntos de unión. Eso lo han experimentado los alumnos del IES Reino Aftasí de Badajoz gracias al trabajo de la disciplina de danza.
El arte nace para compartirse. Una canción que nadie escucha. Una pintura que nadie ve. Una representación que nunca se pone en escena son emociones, historias, mensajes que se pierden en el olvido. Los creadores realizan sus obras para compartirlas. Para que pasen a formar parte de la cultura de la sociedad. Para que sus creaciones pasen a pertenecer a la gente y les dote de nuevos significados. En definitiva, para cambiar el mundo.
Convivir es compartir un espacio. Parece una afirmación obvia, pero la realidad nos demuestra que no es así. En rigor, todos los seres humanos convivimos en un mismo espacio, el planeta Tierra. Otra obviedad, ¿verdad? Sin embargo, los problemas surgen al levantar fronteras artificiales. Al diferenciar “los tuyos” de “los otros”. Y ahí deja de existir la convivencia.
Dedicarte a lo que amas. Ese es el deseo de todo el mundo. Lo que nos inculcan de pequeños como una de las aspiraciones para alcanzar la felicidad y el equilibrio. Pero no siempre es fácil conseguir mantenerte en el tiempo. Menos en las disciplinas artísticas. Por eso es un enorme placer poder celebrar el 40 aniversario de Pedro Cruz encima de los escenarios en la disciplina de danza. 

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