
Vivimos en un mundo interrelacionado y global, donde todo tiene una dimensión absoluta, en gran medida, gracias a las redes sociales e internet. Es por ello que muchas enseñanzas y valores ya han adquirido una relevancia internacional, pero también ha supuesto que ciertos comportamientos “cuestionables” hayan adquirido un enorme altavoz para ideas xenófobas, intolerantes y completamente extemporáneas.