En los centros educativos se detecta la necesidad de abordar las situaciones de brotes xenófobos o bulos que propician el discurso del odio por motivos religiosos con herramientas innovadoras.
Se escenifican discriminaciones, desigualdades y diferencias, con espacios físicos segregados y una nueva vulnerabilidad de desconexión social y vital, de ruptura de los vínculos sociales, que se convierte en itinerarios de exclusión.
Con la COVID-19 y la brecha digital se ha puesto aún más de manifiesto esta desigualdad de oportunidades y de condiciones y la necesidad de intervenir a nivel de trabajo emocional y de socialización desde el arte, para frenar, no solo en lo teórico sino en lo emocional, las conductas intolerantes para defender la libertad religiosa y de credo, como elemento que nos enriquece.
Esta situación afecta especialmente a los grupos de menores de origen inmigrante por las situaciones de desencuentro que se originan entre las culturas y referencias de la sociedad de origen de sus padres y la sociedad de acogida.
Son estas ideas algunas de las trabajadas, precisamente, en el programa Diversidad y Pluralidad Religiosa desde lo Emocional – El Arte y la Cultura Religiosa Compartida. Por ello se han realizado formaciones en los centros de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla vinculados al programa. Se han realizado estas formaciones como una acción directa, no teórica. Desde la experimentación para una a reflexión, para interiorizar los contenidos. De este modo, se busca la consolidación de elementos que supongan un fortalecimiento personal y de redes, para prevenir la aparición posturas intolerantes de odio por motivo religioso y el clima de xenofobia que se da hacia algunos colectivos que proceden de otros países y culturas religiosas.
Asimismo, de forma trasversal hay que trabajar desde una perspectiva de género la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, dotando de recursos a todos los niveles, especialmente frente a concepciones muy tradicionales de estructura y roles de la familia con medidas específicas de no discriminación por sexo, género, orientación sexual o circunstancia personal o social, ya que el hecho religioso sin duda es algo muy sensible al tema de género.
Por último, los docentes solicitan a menudo una formación en metodologías activas que les permita capacitarse para aplicarlas de forma dinámica en sus aulas, no tanto desde el discurso sino desde la acción. Demasiadas veces la formación docente es teórica y requiere el desarrollo de la parte creativa con el fin de interiorizar el trabajo y la adquisición de valores reales que se consolidan en el tiempo: lo que se dice, se escucha y lo que se siente se guarda, trasvasándose metodológicamente con efecto multiplicador.
El programa es posible gracias a la colaboración de la Fundación Pluralismo y Convivencia, adscrita al Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática.