Existen muchos tipos de brechas. Algunas son relativamente fáciles de curar, como las heridas abiertas en la cabeza. Otras conforman nuestro mundo, como las fallas tectónicas cuyos movimientos provocan terremotos, alzan montañas o alejan (y acercan) continentes. Otras, sencillamente, preferimos obviarlas hasta que es irremediable, como la que separa a una pareja. O las que nos separan en sociedad.
Las brechas socio-económico-culturales existen hoy día, en pleno siglo XXI. Y son más profundas donde más daño hacen, en la infancia y adolescencia.