Integr-Arte: superhéroes de la integración.

Existen los superhéroes. No los de capa y poderes, los héroes cotidianos. Aquellos que son capaces de salvar vidas, sí, como médicos, policías y bomberos. Pero también hay héroes menos reconocibles y a los que no se da valor. Son esas personas que tienen una visión especial. Que ven a través de las apariencias.

Quizás se pueda pensar que ése es un súper-poder, pero no lo es, es una capacidad que tenemos todos. Pese a ser innata, la vamos perdiendo, y empezamos a ver colores diferentes, culturas extrañas y entonces pasamos de héroes a personas con miedo a lo diferente. Por eso hay que reeducar nuestro poder.

Eso es lo que han hecho los alumnos del CEIP Raquel Camacho en Galicia gracias al programa Integr-Arte. La clave del programa es el aprendizaje a través del arte como metodología, para el trabajo en zonas de exclusión y la construcción de ciudadanos y el crecimiento personal y comunitario en el marco de la creación sociocultural, para mejorar la cohesión social. Un trabajo, en este caso, a través de las artes plásticas y donde han entrenado su capacidad.

Para ello han usado la pintura y sus manos como lienzo para realizar varios ejercicios y aprender a ver de nuevo más allá de lo evidente. Usando sus manos de lienzo, han echado pequeñas cantidades de pintura y “jugado” a ver figuras en esas formas caprichosas y aleatorias.

Han frotado las manos, han plasmado sus creaciones en papel y han acabado con sus palmas completamente cubiertas de pintura seca.

Y ahí es donde han re-descubierto su poder. Al ver que la pintura ocultaba el color de piel original y que ya no eran blancos, negros, morenos o con pecas, sino manos manchadas de pintura de todos los colores. Y reflexionando con eso, han descubierto que el color de sus manos no importaba, pues debajo de esas capas de color, seguían siendo ellos mismos y sus amigos. Aquellos a quienes quieren y con quienes juegan.

Porque eso es también Integr-Arte, aprender a convivir con las diferencias sin ser capaces de verlas. Esa es la verdadera integración. No es aceptar al diferente, es NO ver la diferencia.

Ahí residen los auténticos súper-héroes