El Molar, considerado como la puerta de la Sierra Norte por ser el primer pueblo de este entramado montañoso, es una pequeña localidad situada a unos 40 kilómetros de Madrid, con algo más de 5.000 habitantes y mucha historia tras de sí. Durante décadas pasadas, uno de los atractivos del municipio fue el de sus aguas milagrosas, que manaban del manantial de la Fuente del Toro. Cuenta el relato que un toro, enfermo de gravedad, se escapaba de la manada para beber de esas aguas y conforme repetía esos pequeños trayectos, su salud mejoraba de manera notable.
También forman parte de su historia y de su presente las numerosas cuevas moriscas subterráneas, gran atractivo para visitar una zona desde la que se puede contemplar, en ciertos puntos como la ermita de San Isidro, el precioso Valle del Jarama. Zona de vendimia y de moras, es muy habitual la recogida de este fruto cuando el verano empieza a decir adiós. La tristeza que puede conllevar el fin de una estación tan espléndida puede verse amainada por el entusiasmo del inicio del curso escolar. Y esa alegría, esa vida, puede palparse en uno de los centros educativos de El Molar, el CEIP Nuestra Señora del Remolino, que lleva su nombre en honor a la patrona de la localidad.
Es el CEIP Nuestra Señora del Remolino un centro que cada curso, cada septiembre y durante todo el año, se esfuerza por sus alumnos y alumnas, con diversas propuestas, actividades y proyectos, como el Huerto Escolar, Radio Remolino, Taller de Arcilla, Rincón Solidario o el Programa MUS-E, entre otros.
Más de una década MUS-E
Este último, impulsado por la Fundación Yehudi Menuhin España en colaboración con la Comunidad de Madrid, lleva instaurado en el centro más de una década. Fue un lejano día, porque 13 años son muchos y válidos años en este caso, cuando el MUS-E echó a andar entre las aulas del CEIP Nuestra Señora del Remolino. Muchos y muchas de aquellos jóvenes son adultos ya, con sus trayectorias vitales, educativas y profesionales en otro escenario diferente al que tenían en 2005, pero con algo en común al alumnado actual del CEIP Nuestra Señora del Remolino: todos y todas palparon y se empaparon de la magia MUS-E, programa que también ha crecido en todo este suceder de meses y de lustros.
Basta con echar un vistazo a cómo proyecta de cara al exterior el MUS-E para saber la importancia que tiene en esos pasillos, en sus aulas, en su patio, en su corazón. Porque nuestra Nuestra Señora del Remolino apenas perdona una semana sin citar que hace esto o aquello relacionado con el MUS-E. Lo viven y lo disfrutan. Y se benefician del Programa, en un viaje con dos direcciones, porque no solo el alumnado, y sus profesores/as y familias crecen con el MUS-E, sino que los propios artistas que lo desarrollan y la propia FYME aumentan su valor con este tipo de prácticas. Todos y todas crecemos de la mano.
“La creatividad, la autonomía, la capacidad de diálogo, el voluntariado, el trabajo en equipo o la cooperación”. Estos son algunos adjetivos que se derivan del impacto del MUS-E en el CEIP Nuestra Señora del Remolino. No lo decimos nosotros, sino que son afirmaciones que beben de fuentes directas, de personas que están trabajando allí sobre el terreno. Y no exclusivamente en el Programa MUS-E. La cantidad de adjetivos dedicados al Programa por parte de Miguel Ángel de la Ossa, jefe de estudios del CEIP Nuestra Señora del Remolino, profesor de música y coordinador del Programa MUS-E, no hace más que dar fe de cómo siente un colegio el disfrute de espacios y el desarrollo de actividades como las que ofrece el propio MUS-E, dentro de una organización educativa que hace un hueco a la FYME y a su afán por construir desde el Arte.
“Estudiantes encantadores”
Luis Sampedro seguramente sea una de las voces más autorizadas para entender qué es el MUS-E en el Nuestra Señora del Remolino. Artista de Teatro, Luis lleva tres años aplicando sus conocimientos en las tablas en el centro educativo ubicado en El Molar. “El claustro de profesores está altamente comprometido con la tarea de educar y con el MUS-E”, apunta sobre la implicación que los órganos rectores tienen con respecto al Programa. En su caso, como artista, Luis se enfoca en alumnos de 4º, 5º y 6º de Primaria. “En los tres niveles siempre trabajamos en articulación con el tutor correspondiente, para aprovechar la transversalidad que el MUS-E aporta”.
Aunque a diferentes niveles y con distintas prácticas según los grupos, sí existe algo que se puede extender a todo el alumnado con el que trabaja Luis Sampedro. Y es la actitud positiva que desprenden todos y todas. “Son encantadores”, alaba con respecto a los estudiantes, a los que, decíamos, aplica las necesidades según el grupo con el que se emplee. “Por ejemplo, el eje del trabajo con los niños y niñas de 4º de Primaria es la animación de muñecos. Ellos y ellas eligen un ecosistema y cada estudiante crea su propio personaje, muñeco o títere, con material para reciclar. En el caso del grupo de 5º de Primaria, el eje son los cuentos tradicionales, que en general han leído cuando eran más pequeños y ahora se vuelven a acercar a ellos con otra edad para protagonizarlos y adaptarlos según sus propios deseos. Por último, en 6º de Primaria, el eje es el futuro. Se trabaja con la idea real de que se están despidiendo de la infancia, de que entran en la adolescencia y se les pide que imaginen su porvenir e improvisen relatos que tengan que ver con ese futuro que proyectan en su mente”.
La Danza y el Arte, el respeto y la tolerancia: la experiencia de Rosa Castillo
Rosa Castillo ha ligado una gran parte de su carrera profesional al MUS-E. Esta artista de Danza empezó su idilio con la FYME en 1999. “Durante muchos años he desarrollado mi labor como docente y como bailarina, buscando los puntos de encuentro entre ambos campos. En ese sentido, mi participación en el Programa MUS-E se sustenta en el convencimiento de que el Arte puede ser usado como recurso metodológico en el ámbito escolar para fomentar en el alumnado actitudes de respeto, solidaridad y tolerancia”.
Rosa, con dos cursos de experiencia en el CEIP Nuestra Señora del Remolino pero casi dos décadas en el global de su vida MUS-E percibe que el Programa “está muy presente en el CEIP Nuestra Señora del Remolino, tanto por parte de profesorado como por parte de los niños y niñas”.
La artista, quien trabaja con los grupos de 1º, 2º y 3º de Primaria, asegura que busca en sus sesiones de MUS-E crear un ambiente “distendido, relajado y lúdico, pues intento fomentar la participación del niño o de la niña y que aprenda a aceptarse a él mismo y a los demás”.
La Danza como elemento de diversión y de aprendizaje
“Se baila para disfrutar, para pasarlo bien, para fomentar la convivencia. También para trabajar habilidades motrices como la coordinación, la lateralidad, la respiración y la relajación. Pero por encima de todo, la Danza es para respetar, para aprender. Y si no sale bien o no se ejecuta perfectamente, no pasa nada”, comenta Rosa sobre una disciplina que al igual que el Teatro, no solo busca desarrollar y construir, sino también dejar posos de diversión. Porque pasándolo bien es todo más divertido. Y sabe mejor.
Una implicación total
Ella y Luis Sampedro coinciden en señalar el tremendo interés y la gran implicación que, a todos los niveles y al igual que sucede con otros proyectos y actividades del centro, existe en el CEIP Nuestra Señora del Remolino con el Programa MUS-E. Y viceversa. No nos cansamos de decir que esto es bidireccional y que sin la colaboración de los centros, el MUS-E no sería posible.
“El MUS-E ayuda al tutor o tutora a relacionarse con el alumnado en un contexto diferente al que aporta el aula. Para los niños y niñas, se trata de un espacio donde pueda comunicar ideas, sensaciones, estados de ánimo, miedos… Me satisface la alegría del niño y niña cuando disfruta con la actividad”, concluye Rosa.
Porque el MUS-E es educar, pero también pasarlo bien, divertirse, vivir, disfrutar. No son conceptos incompatibles. En el CEIP Nuestra Señora del Remolino lo saben desde 2005.