
La entrevista con Mohamed Insa Sene se produce un día de calor agotador en Madrid, una de esas tardes donde el suelo se abre, expulsa su fuego y no parece haber respiro. A pesar de que son más de las 20 horas de una jornada de finales de julio, y de que en la sede de la Fundación Yehudi Menuhin España el ambiente es fresco, la sensación asfixiante de las altas temperaturas exteriores se cuela a través de la ventana. Quizá ahora en octubre cuesta ponerse, por tantas cosas, en el mes de julio. Pero lo importante es que las palabras de Mohamed Insa Sene no han perdido ni un ápice de vigencia.
El Maestro Sene es un ilustre colaborador de la FYME desde hace mucho tiempo. Senegalés nacido en Saint Louis, urbe cargada de historia, uno de los primeros asentamientos europeos en África Occidental (1659) y ciudad determinante en la independencia de Senegal, Sene es una de las caras visibles de esa colaboración entre la FYME y Senegal que cuenta ya con muchos años de vigencia. Una amistad entre las partes en la que él jugó un papel esencial para que todo echara a andar. Este es su relato, que en parte también es nuestro relato con Senegal y con África, con quien siempre desde la FYME hemos tenido un vínculo especial, representado en los viajes a Senegal y/o en ‘EnredArte-Enséñame África’ y en la ‘Campaña Participación y Derechos Humanos’.
FYME y Senegal, una unión prolífica de ida y vuelta
“La colaboración es estupenda con la FYME. Ahora tengo muchos ‘problemas’. Porque en principio solo era una colaboración entre la ciudad de Saint Louis y la FYME. En abril de 2019 fue el 40º aniversario de la Asociación de Profesores Españoles de Senegal. En esta reunión había mucha gente de muchas regiones y me pidieron hablar de la colaboración y tras ello todo el mundo la quiere”.
Sene se refiere a los problemas como una bendición, una suerte que ilustra que la labor detrás de todo el vínculo entre Senegal y la FYME es muy provechosa y está muy vigente y activa. “Cuando se hacen los viajes solidarios de la FYME a Senegal se entra en contacto con gente que nunca ha estado en España pero que está enseñando español y es un encuentro importante. Esto habla de que se está haciendo un buen trabajo”.
“Cuando se hacen los viajes solidarios de la FYME a Senegal se entra en contacto con gente que nunca ha estado en España pero que está enseñando español y es un encuentro importante. Esto habla de que se está haciendo un buen trabajo. Los viajes solidarios son el punto central de la colaboración, tanto de los españoles a Senegal como de los senegaleses a España. El contacto de españoles con gente de Senegal que enseña español pero nunca ha estado en España es fundamental. Además que se llevan a Senegal diccionarios, ordenadores y otro tipo de material”.
Aquellos inicios en Saint Louis
Sené ya es un profesor jubilado sobre el papel, pero que ejerce, sigue activo y que echa la vista atrás, a la década de los 70 en la ciudad de Saint Louis, muy cerca de la frontera de Mauritania y lugar donde desemboca el Río Senegal, el mismo que da nombre al país. Nos habla de ese chico que en una urbe pesquera dejó los libros para ganarse la vida en el mar. “He tenido mucha suerte. Tuve que dejar los estudios en Senegal y hacerme pescador porque mi padre tenía material para pescar. Durante cinco años fue así”.
Pero todo cambió. La vida tiene instantes claves, decisiones que se toman en el presente que quizá sin saberlo en ese instante nos cambian para siempre el futuro.
“Un día mi hermano —no somos de la misma madre — me llamó y me dijo que con el buen nivel de estudios que tenía no veía bien que dejara los libros. Honestamente, al principio no lo vi como algo positivo. Lo primero que creí es que mi hermano me quería alejar del trabajo de pesca para quedarse él con el material”.
Empezó a vivir su propia trayectoria, la misma que le ha llevado hasta aquí, con el paso de las décadas, a contarnos cómo se cimentó todo. “Había dejado los estudios en 1970 y los había retomado en 1976. No creía posible que pudiera hacer mis estudios de español tras el Bachillerato, pero mi primera clase lo determinó todo”.
“A modo de rebeldía, hice el Bachillerato en francés en Dakar, con grandes notas. En Dakar me alojé en casa de una tía. Mis amigos estaban ya en la universidad, yo les pedía cuadernos para estudiar. Yo quería luego hacer francés o inglés, pero hice la licenciatura en español, es lo que me asignaron. Durante el tiempo que fui pescador yo leía de todo, no paraba: novelas policíacas, revistas de deportes. Leía y leía. No había televisión. Había dejado los estudios en 1970 y los había retomado en 1976. No creía posible que pudiera hacer mis estudios de español tras el Bachillerato, pero mi primera clase lo determinó todo. Era una clase de traducción del español al francés. Era una clase colectiva, donde todos aportaban”.
Vuelve entonces a poner la palabra fortuna, la suerte, encima de la conversación. “Digo que tengo suerte porque durante los dos primeros años, que son los más difíciles, me ayudaron las notas de francés y de inglés, para equilibrar con las de español. Que después de todo yo me licenciaría fue una sorpresa para todos. Para mí también. Es como si hubiera resucitado, porque yo lo dejé todo para pescar y mis amigos hicieron el camino normal: colegio, instituto, universidad. Yo no”.
El Quijote y el viaje a España
“Trabajé con El Quijote — su conocimiento de novelas clásicas españolas es enorme — como remate final y obtuve la licenciatura con grandes notas. Hasta el punto de que me dieron una beca para irme a España a perfeccionar el español. Llegué al Madrid de la Movida, inicios de los 80. Muy bien. Éramos pocos africanos. La gente cuando te preguntaba lo hacía por curiosidad, pero sana. Muy diferente de ahora. Mucho. Ahora la gente ni siquiera te ve. Ahora la gente no tiene tiempo en Madrid. Antes tenía tiempo de charlar un poco, pero creo que este es un mal de todas las ciudades”.
Regreso a su país
Sene tenía todo para quedarse en Madrid y edificar una existencia, sin embargo la familia ganó el peso en la balanza. “Pude quedarme. Conocía a una amiga que me buscó trabajó como profesor de inglés en una escuela privada. Pero no podía quedarme. Me esperaba mi madre. Puse las dos cosas en la balanza: mi madre y mi amiga española. Y ganó mi madre. Aunque también he de decir que me esperaba un trabajo en Senegal como profesor de español”.

Y allí se quedó, en Senegal como profesor. Fue enviado a Joal-Fadiouth. “No tenía muchas horas de clase. Solo tenía que enseñar español. Entonces me encargaron otros trabajos que fueron muy importantes en mi vida: me hice cargo de la biblioteca, de una asociación cultural. Organicé ‘círculos hispánicos’, acompañaba de apoyo a los equipos de fútbol y de baloncesto. Yo hacía de todo. Me comía la vida la vida así, haciendo todo”, gesticula con ímpetu, con sonrisa, con vitalidad.
“En cuanto empezaron las actividades en la Asociación de Profesores de Español en menos de tres semanas estaba en Dakar. Tras siete años me pusieron en Saint Louis y me ocupé de la Asociación a nivel regional como responsable de los profesores de español. También hacía traducciones”.
Un gesto altruista que supuso el abrazo con la FYME
“Yo cobraba por las traducciones pero llegué un día y dije: ‘no me pagues, pagadlo en actividades, en formación para nuestros profesores’”. Y ahí es cuando llega la FYME y entra en contacto con Sene. “Fue estupendo todo desde el inicio”.
Sene quería que la fortuna que había tenido él en su momento llegara también a otros senegaleses interesados en la lengua española. Y entrar en contacto directo con ella. Por eso, renunciar a dinero a cambio de facilitar caminos a esta gente fue la decisión que unió, de alguna manera, a la FYME y a Senegal. “Lo de venir a España a aprender era importante, fundamental. Los que nunca habían estado en España o convivido con españoles daban peor sus frases. Yo quería ayudarlos y facilitar su labor de docencia, que tuvieran contacto con gente española. Los viajes solidarios de la FYME fueron elementales en este objetivo. Podían hablar día a día, las 24 horas, con gente española, tener contacto directo de verdad con el idioma español, a la vez que los españoles conocían la África auténtica”.
Una imagen diferente de África
Y así es como un profesor de español que dejó los aparejos de pesca para estudiar y abrirse al mundo consideró que si él había dispuesto de una oportunidad otros y otras debería tener el derecho a optar a lo mismo. Una humanidad propia de alguien capaz de renunciar a su beneficio propio por el de los demás. De alguien que en Barcelona, en Madrid, en Móstoles, en Getafe o en Fuenlabrada siempre ha detectado un elemento común en los niños y niñas de las aulas donde va a compartir su experiencia.
“Ellos y ellas quieren saber, quieren conocer, quieren tener otra imagen diferente de África de la que ven en televisión, del sufrimiento que ven en televisión. De esos manteros, porque, para muchos españoles, África son los manteros. Por eso nos preocupa la educación que podamos darles a los niños sobre África. Te hacen a veces preguntas muy emocionantes. Son diferentes a los alumnos. No tienen vergüenza, no tienen miedo a preguntar”.
“Para muchos españoles, África son los manteros. Por eso nos preocupa la educación que podamos darles a los niños sobre África”.
Sene cree que la vía de la educación se puede resolver muchos de los clichés que existen sobre el continente africano. Y cuenta una anécdota, de hace tiempo, pero que ilustra el nivel de conocimiento, o de desconocimiento, hacia África.
“Una vez una estudiante de la Complutense me dijo. ‘Ahora que ya sabes lo que son los zapatos, dime qué vas a hacer cuando vuelvas a Europa’. Creía de verdad que íbamos descalzos y era una pregunta interesante porque quería de verdad interesarse por cómo, en su cabeza, íbamos a comportarnos los africanos tras ver el mundo desarrollado y volver a nuestra tierra. Fue una pregunta interesante porque dejaba mucha luz del concepto que a veces se tiene o tenía en Europa de África”.
Cree que para que la educación cambie puntos de visto debe haber una intención real de de querer hacerlo. Algo que no tiene del todo claro. “En Senegal lo hacemos, estudiamos desde muy pequeños todos los continentes, algo que en Europa no se da. Hasta la universidad en Europa hay gente que no sabe casi nada de África”.
¿Un continente olvidado?, le decimos que se entiende a África en el ideario común. “Más que olvidado, desconocido”.
¿Un continente olvidado?, le decimos que se entiende a África en el ideario común. “Más que olvidado, desconocido, por cosas como las que te acabo de contar. A los africanos que están explotando a gente en África no les interesa que en Europa se sepa la verdad. Si no se conoce ellos pueden seguir haciendo y deshaciendo. En la Historia de África empezaron por deshumanizarnos, cuando nos hicieron esclavos, y luego nos colonizaron. Porque mira, es difícil reducir a la esclavitud. Para ello había que tratarnos como animales, vendernos como tales y luego colonizarnos. Vino la independencia, pero llegaron luego los neocolonialismos. Muchos de los que lograron las independencias en el siglo XX, muchos de esos líderes y personas, murieron en la cárcel. Porque una vez conseguida la independencia, cuando quisieron hacer las cosas bien no les dejaron. Asesinatos, desapariciones, golpes de Estado”.
Este profesor que todavía se pone nervioso con el resultado de los exámenes de los alumnos que tutela — “porque sus notas también evalúan mi trabajo” — arroja cierto halo de pesimismo sobre el futuro de África. “Lo veo difícil. Hay cosas que se pueden hacer pero falta voluntad política para arreglarlo todo. Los cientos de personas que mueren en el Mediterráneo son un ejemplo dramático. En Senegal tenemos agua, sol y tierra. Podemos desarrollar una agricultura espectacular. Si hubiera políticos conscientes se desarrollaría ese punto. A los europeos tampoco les interesa. Tenemos minas de hierro, de oro que explotan australianos, canadieneses… Hicieron una línea para esa explotación de las minas mientras que morían las líneas ferroviarias convencionales, las que cogía la gente de a pie. Hay miles de estudiantes en las universidades, Saint Louis, Dakar. Y no caben. Y luego cuando terminan sus estudios no saben dónde ir”.