Camino de una década en la Fundación, este artista multidisciplinar nos desgrana en una preciosa entrevista lo que es el Programa MUS-E, pertenecer a él, trabajar con él. La importancia del Arte en la educación, la necesidad de abordar las cuestiones de Género y la vigencia de algunos conceptos imprescindibles para el proceso educador son algunas de las aristas que aborda Jose, en una extensa charla que hemos mantenido con él.
¿Qué respondes si te decimos la palabra MUS-E?
El MUS-E es el Programa que marca cómo debería ser la educación. El Programa MUS-E es un Programa que propone una Metodología de trabajo concreta por lo que, para mí, el MUS-E es el mejor “cómo” para aprender cualquier “qué” establecido dentro del currículo.
¿Cómo entras en contacto con el Programa?
Yo entré en el Programa MUS-E a través de unas prácticas del Máster Oficial de Psicología de la Educación de la Universidad Autónoma de Madrid. A través de mi tutora Marta Morgade, comencé a colaborar directamente con la gerencia de la Fundación ya que le hice una propuesta acerca de mi visión de la Fundación y cómo la figura del asesor artístico-pedagógico podría mejorar el trabajo de la FYME y la Metodología MUS-E gracias a mi doble vertiente como psicólogo educativo y actor. Esas prácticas concluyeron en 2013 y, un año después, la gerente de la FYME me contactó para comenzar una relación profesional que continúa hasta ahora.
¿Por qué crees que es tan importante el trabajo de las Artes y con las Artes en los centros educativos?
El arte es el vehículo perfecto para descubrirse como persona. Por desgracia, la educación se está volviendo cada vez más academicista y es necesario que dediquemos más tiempo al desarrollo emocional, personal y social del alumnado. No basta con trabajar estas cuestiones de forma transversal sino que tienen que tener su lugar y su importancia para construir un futuro en el que los ciudadanos y ciudadanas tengan una buena gestión emocional y, por tanto, sean capaces de gestionar conflictos, potenciar su creatividad, tener iniciativa y toda una serie de cuestiones que quieren potenciarse desde las competencias clave que establece la educación a día de hoy. Cuanto más nos conocemos, más capaces somos de aportar un punto de vista personal que, por tanto, es más creativo. Creo que el arte es algo que viene intrínseco a cada persona y construir arte de forma colaborativa es un vía educativa excepcional.
¿Desde que eres artista MUS-E ha cambiado mucho tu vida nivel personal y profesional?
En mi caso, ha dado una vuelta de 180 grados. Recuerdo que, en una de las primeras actividades que tuve la oportunidad de participar, me eché a llorar pensando que este era el tipo de educación en el que yo creía y que sería feliz si pudiese trabajar en la Fundación. Conseguir este puesto de trabajo supone poder sembrar en los colegios la Metodología en la que yo creo, una forma de educación que esté centrada en el individuo y en su desarrollo personal desde el descubrimiento. También he aprendido mucho, tanto a nivel personal como artístico, gracias al conocimiento que supone compartir con otros artistas de toda España la forma de trabajar que cada uno tiene y espero seguir haciéndolo.
¿Y cómo de necesario es que el MUS-E esté inserto dentro del horario escolar y no sea algo extraescolar?
Es primordial. Me parece muy importante que este tipo de programas lleguen a todos los estratos de la sociedad y, por desgracia, conseguir cualquier cosa extra, ya sea educativa o a cualquier nivel, suele suponer un desembolso económico. Que el Programa se financie con fondos públicos y en horario escolar creo que es una de sus señas de identidad así como su principal clave de éxito, ya que puedes trabajar mano a mano con la comunidad educativa y transformar la cultura de centro desde dentro.
¿Cómo sería la vida del centro educativo o de los centros educativos en los que desarrollas tu labor sin el MUS-E?
Para empezar, mucho más aburrida. Aparte de eso, muchos docentes comentan cómo ha mejorado el nivel de conflictividad en sus centros a raíz de la implantación del MUS-E y que la forma que tiene el alumnado de relacionarse mejora considerablemente. También a nivel interno ya que el Programa MUS-E, al tener sesiones de formación con docentes, aprovecha ese espacio para que el profesorado se interrelacione o, incluso, se conozca ya que muchas veces no tienen tiempo en el propio horario escolar de interactuar entre ellos por lo que también ayuda en ese sentido.
¿Cómo dibujas tus sesiones?
Me gusta partir de alguna idea que tenga el centro que quiera potenciar. Si me dan vía libre, tengo un interés personal en trabajar temas relacionados con los Derechos Humanos, el Género o las desigualdades e injusticias sociales. Trabajar las fobias y los –ismos (machismo, racismo, homofobia, edadismo, clasismo,…) creo que es una marca personal que me gusta implantar en los centros, decisión que, en ocasiones, genera conflictos en el aula. Pero, para mí, el aprendizaje viene desde el conflicto y de la escucha de otras ideas.
Una vez tengo esa idea inicial, pienso qué herramientas y recursos conozco que pueda aplicar y trato de programar las sesiones con una progresión lógica que inicia en el conocimiento del grupo, se hace un trabajo de proceso relacionado con el tema y que no necesariamente, a no ser que el centro lo prefiera, tiene que tener un producto final. Me parece mucho más interesante centrarnos en el proceso educativo y la creación que puede surgir desde ahí que tener un objetivo concreto en cuanto a tener “algo que mostrar”.
¿Hay margen para reconducir la programación e incluso para improvisar según sea el ambiente de esa jornada, en ocasiones marcado el alumnado por alguna situación externa que le puede cambiar el ánimo?
Sin duda alguna. La programación es una guía de viaje pero, de pronto, puede llover. Y si tenías planeado hacer una cosa pero está lloviendo, posiblemente cambies el plan ¿no? Me parece que en un centro educativo, la forma de trabajo debe ser esa y, de hecho, es lo que propongo cuando trabajamos a nivel de programación con el resto de artistas. Evidentemente, tener unos objetivos y una base sobre la que trabajar es importante pero, aunque me repita, este programa implica un “cómo” y hay muchos “cómos” para llegar a un mismo destino.
También recuerdo a uno de mis profesores que me dijo una vez “primero hay que gestionar la emoción para después gestionar la razón”. Por mucho que intentes que un niño o una niña aprenda (o un adulto también), si una niña está centrada en su emoción, ya sea de enfado, de tristeza, de nerviosismo… ¿cómo pretendes que se centre en lo que estás contándole tú si, para ese chica, no tiene ningún interés en ese momento?
Por eso, aunque te programes y quieras llegar a ciertos objetivos, creo que lo prioritario es el proceso y el aprendizaje que se deriva del mismo. Para mí, cuando hablamos de objetivos, hay que tener claro que podemos tener un objetivo grupal, sin duda alguna, pero ese objetivo es distinto para cada uno de nuestros alumnos ya que su punto de partida también será distinto. Por lo que, evaluar o valorar el desarrollo que se ha conseguido desde el mismo criterio es un error fundamental en educación que venimos arrastrando desde hace tiempo.
¿Cuéntanos alguna anécdota de todo este tiempo tuyo como artista MUS-E?
Hay muchos momentos que recuerdo con cariño, incluso de aprendizaje propio porque tampoco puedes pretender que todas las actividades salgan bien.
Creo que un trabajo destacable de los que he podido realizar ha sido a través del poema “Hogar” de Warsan Shire, poetisa de origen somalí. Colaboré con un grupo del IES Barrio Loranca en el que les propuse que, tras leer el poema, se quedasen individualmente con dos o tres palabras que les habían llamado la atención y las transformasen en un movimiento o sonido distinto de la palabra original. Tras ello, comenzamos grupalmente a crear un acto performático basado en el poema que posteriormente presentamos en un par de eventos.
No obstante, y quizá a un nivel personal, yo no oculto mi homosexualidad en las clases y, si surge el tema o el alumnado me pregunta, es algo sobre lo que no voy a mentir. Y es cierto que me puedo sentir orgulloso de que eso haya generado que algunos/as alumnos/as que han estado conmigo hayan “salido del armario” en clase y se hayan podido sentir acogidos y acogidas por el resto de sus compañeros/as.
Creo que un trabajo destacable de los que he podido realizar ha sido a través del poema “Hogar” de Warsan Shire, poetisa de origen somalí. Colaboré con un grupo del IES Barrio Loranca en el que les propuse que, tras leer el poema, se quedasen individualmente con dos o tres palabras que les habían llamado la atención y las transformasen en un movimiento o sonido distinto de la palabra original. Tras ello, comenzamos grupalmente a crear un acto performático basado en el poema que posteriormente presentamos en un par de eventos.
¿Cómo describes el papel de la Fundación Yehudi Menuhin España?
El trabajo que hace la Fundación para que todo esto salga adelante es una lucha de gigantes. Conseguir gestionar el trabajo a nivel nacional y que todos los artistas y centros se sientan arropados por un equipo humano que se desvive porque el programa salga adelante es de agradecer, y mucho. Puedo formar parte de ello de forma directa y vivo en el día a día lo que supone sacar adelante un trabajo como éste y no es algo fácil. Por lo que el papel de la fundación es primordial y no podría realizarse ninguna de las actividades sin su intervención.
¿Y un mundo sin MUS-E cómo nos quedaría?
El mundo sin MUS-E sería un mundo con una educación mediocre, un arte deshumanizado y una sociedad triste.
¿Qué aporta la Metodología MUS-E para el Género?
Es un tema que me gusta trabajar en mis sesiones y creo que aporta una mirada transformadora que permite que se introduzca el tema de una forma amable. En ocasiones, me he encontrado alumnos que, cuando vamos a hablar de feminismos, se quejan: ¿¡otra vez, profe!? Pero es que es algo que está a la orden del día y que tenemos que seguir trabajando en ello para conseguir una sociedad más igualitaria.
He leído mucho sobre el tema, me gusta juntarme con algunas amigas que se han especializado y, sin quitar ese espacio a las mujeres y esos lugares donde ellas tienen que ser la voz que se oiga, es necesario que también haya hombres que apoyen esta igualdad y que se planteen su propia masculinidad y lo que esto supone. Porque si buscamos la igualdad, es algo que nos implica a todos y a todas de una forma o de otra por lo que debemos sentirnos increpados y, al menos en mi caso, es así.
Poder trabajar esto desde el arte y desdibujar las líneas de lo femenino y lo masculino desde ahí permite que luego se extrapole a otros muchos ámbitos en los que quizá nos cueste más plantear esa igualdad.
¿La cuestión de Género cuesta incluirla en los trabajos a través del Arte? ¿Cómo es la recepción?
Para mí, no cuesta nada y es necesario hacerlo. Queramos o no, la cuestión de género tal y como planteas, es algo que impregna el 100% de nuestra vida a mi parecer. Inevitablemente, la forma de relacionarnos, la mirada que recibimos, nuestro vestuario, la comunicación… Somos educados desde que nacemos para convertirnos en unos policías del género y saber qué es lo que corresponde a un género u a otro. Y si ya nos metemos en terrenos que rompen el binarismo, apaga y vámonos, porque nuestra cabeza no funciona así. Construirnos y deconstruirnos al respecto es, al menos para mí, un trabajo diario que, ojo, hago encantado.
Por tanto, sin importar si la recepción es mejor o peor, creo que es algo ineludible y por tanto, necesario de trabajar de forma consciente.