8M: Huellas de mujer. Donación del cuadro “Alicia” de Sofía Gandarias

 

Todas las personas dejan huella de su paso en la historia. Algunas personas lo hacen especialmente.

Sofía Gandarias (Guernica, 1951 – Madrid, 2016) es de esas mujeres cuya huella perdurará más en la arena del tiempo. Artista pictórica infatigable, su obra está presente en diversos rincones de nuestro planeta gracias a su calidad, tanto artística, como humana. Ella misma donó gran parte de sus cuadros a diferentes entidades, pues entendía que el arte ha de compartirse para transformar.

Reflejó con su pincel a otros creadores de almas en su serie Presencias de 1982-86 y donde retrata a personalidades como Lorca, Borges, Rosalía de Castro, Dalí… Pero tampoco rehuyó el lado oscuro de la humanidad y realizó series, por ejemplo, sobre los atentados de Nueva York en 2001 (“NY 11S, NY 9/11” 2001-02) o los de Madrid en marzo de 2004 (serie “El Llanto de las flores” y el cuadro “Madrid 11-M”, 2004-05).

También se implicó en las causas en las que creyó. Por eso tuvimos la fortuna de que Sofía fuese patrona de la Fundación Yehudi Menuhin España (FYME) hasta que nos dejó, demasiado pronto, en 2016.

Pero nos dejó su luz. Su mirada. Su obra.

Ayer, día 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, el legado de Sofía volvió a compartirse.

Su marido, D. Enrique Barón Crespo (Presidente de FYME) y su hijo, Alejandro, donaron el cuadro “Alicia” de la serie “El llanto de las flores” en presencia de la Vicepresidenta Primera del Gobierno, Dª. Nadia Calviño.

La Vicepresidenta Primera del Gobierno y Ministra de Asuntos Económicos, Dª Nadia Calviño (centro) acompañada de nuestro Presidente, D. Enrique Barón Crespo (dcha.), D. Federico Mayor Zaragoza (segundo por la derecha), patrono de FYME y Ex-Presidente de la UNESCO. Así como nuestra Dtora. General, Dª. Anabel Domínguez Contreras (segunda por la izquierda) y D. Antonio Merino, Responsable de Proyectos FYME.

El cuadro es de formato medio (200x190cm) realizado mediante una técnica mixta sobre tela de óleo, papel de seda, polvo de mármol y arena.

“Alicia” es un canto a la vida y el retrato del bebé homónimo que viajaba plácidamente en el vientre de su madre, que viajaba en uno de los trenes tristemente protagonistas de los atentados de Atocha de Madrid. Alicia nació. Y vivió. Y su existencia es otra huella de la resiliencia de las mujeres.

La serie “El Llanto de las Flores” se presentó en 2006, coincidiendo con el segundo aniversario del ataque de Atocha. Se hizo en el Centro Cultural Paco Rabal, cercano a uno de los lugares de los atentados. Transcribimos unas palabras de la inauguración de la exposición:

“ Inicia esta serie el mismo día del atentado con el Iris “ Messaggio Dolore “, los azules que tenían sus flores.

“Las flores de Gandarias”, para Guillermo Solana, “eran inquietantes en blancos, violados y verdes apagados” y, para José María Iglesias, “flores de gran tamaño, amenazadoras en su aspecto que generan su propio espacio, que pugnan por él, encadenadas en teorías lineales de gran dinamismo y en las que la luz incide desde diversos focos “.

Los azules se transforman aquí en tonos violáceos. Estos Iris aman, sufren, nos invaden y nos abrazan. Son fascinantes y sutiles, como la diosa griega que les da nombre. Cuentan una terrible tragedia que no podemos olvidar, pero son también flor de luz y esperanza. En el cuadro de los amantes, los iris nos abrazan en su parada nupcial.

En Alicia, título tomado de la canción del Lebrijano, Alicia es un Iris en el vientre de su madre, Alicia es luz y esperanza.

En otros cuadros, los Iris sufren con nosotros y van muriendo, han sido heridos. Estos cuadros interrogan siempre, el arte más estremecedor interroga siempre. 

La artista soñó otros Iris hace años, sólo que entonces eran azules. Encontró ese azul en la casa de Frida Kahlo en Coyoacán (México) y ahora se transforman y pasan a ser violetas, pardos… Sólo en un cuadro, el de Alicia, llega el rayo de luz y los violetas son marfiles. Estos Iris que la artista soñó han sido el porqué de su vida durante un año largo. 

Hay aquí dos grandes obsesiones: el tiempo y la muerte, y siempre la memoria. Es un proceso de creación lento y doloroso, recorriendo la oscuridad hasta decir lo que quería decir. 

En la serie aparecen elementos que habíamos percibido en series anteriores (Sarajevo, Guernica, Primo Levi, Nueva York 11-S).  Pintura y literatura van de la mano, se integran. Los textos de Neruda, Vallejo, Saramago, Mayor Zaragoza, García Montero, Antonio Colinas o Casto Gómez se conforman en la entraña misma de la obra pictórica.

 El Requiem de Fauré, que ha acompañado a la artista en el proceso de creación de esta serie, cantado por la inolvidable Victoria de los Ángeles y Puertas Abiertas con el ronco cante del Lebrijano forman parte de esta instalación.

El conjunto constituye una obra concebida expresamente para rememorar la tragedia y recordar a las víctimas. Mientras lo hagamos seguirán entre nosotros. 

El llanto de las flores es evocador y contiene al mismo tiempo un canto de esperanza.”

 

Mujeres todas las protagonistas de ayer. Autora, musa non nata y Ministra. El reflejo de que la sociedad va avanzando hacia la auténtica igualdad.

Otra huella que marca el camino que hemos emprendido.

 

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Terminamos esta entrada con el recuerdo de la inauguración de esta serie hace 17 años en las que el cuadro que hoy protagoniza esta noticia que inspiró tanto a Sofia Gandarias como al poeta Casto Gómez los siguientes versos que cantó Juan Peña “El Lebrijano”.

 

ALICIA

Madrid, 11 de marzo 2004,

Estación de Atocha.

Ella dormitaba dulcemente

En las entrañas de su madre

A pesar del acero retorcido

A pesar de la sangre derramada

A pesar de la sinrazón, del odio y del estruendo

Ella, hoy es luz y vida

 

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